El lado oscuro del helado
- Cassandra Cusack Curbelo
- 26 nov 2024
- 2 Min. de lectura
En este Segmento de la Salud, les voy a decir algo bastante controversial: El helado se debe comer en pocas cantidades y no a cualquier hora.
Antes de qué me cancelen la columna, permítanme explicar. Cuando ingerimos sustancias frías, no estamos disminuyendo el calor, si no estamos creando más calor corporal. El consumo de alimentos fríos como bebidas con hielo o helado causan que el sistema digestivo se enfríe. Esto señala al organismo que mande recursos para combatir lo que se percibe como una amenaza – la hipotermia. Esto genera calor interno y termina en un ciclo vicioso.
La refrigeración ha existido poco tiempo comparado con la historia humana. En tiempos antiguos se calentaban casi todos los alimentos para purificarlos de microorganismos. Pues como especie, no estamos adaptados a exponer el sistema digestivo a las sustancias congeladas. Por eso, el helado se debe consumir solamente en el verano y preferiblemente de día.
Otro factor para considerar es que cuando comemos dulces, es mejor hacerlo después de la comida. Esto permite que la insulina liberada cuando comemos también llegue al postre. Esta tradición de comer el postre luego de la comida, permite que el organismo mejor controle la glucosa o el azúcar en la sangre.
Si comemos algo dulce como el helado entre comidas o con mucha frecuencia, esto provoca picos en la glucosa. Eventualmente este hábito termina cansando la producción de insulina y puede llevar uno a la diabetes.
De veras, no fue mi intención robarles ninguna alegría estacional. Ni siquiera estoy diciendo que hay que abandonar el helado por completo. Mi gran deseo es equiparlos con algunos conocimientos prácticos para que puedan tomar buenas decisiones para su salud y bienestar.
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